Cerca de la ciudad peruana de Cuzco, en la cima de una montaña, se encuentra el extraordinario santuario histórico de Machu Picchu. Ubicado a 2,453 metros sobre el nivel del mar y rodeado por un majestuoso paisaje montañoso, este sitio alguna vez fue un importante palacio y santuario religioso para los incas, el mayor imperio de la América precolombina.
Dada su ubicación, simbolismo y belleza, no es una sorpresa que Machu Picchu sea uno de los grandes tesoros del Perú. Aquí te presentamos la historia de este antiguo sitio arqueológico, desde sus comienzos como asentamiento inca hasta el origen de su popularidad actual.
¿Qué es Machu Picchu?
Machu Picchu es una antigua ciudadela inca localizada en los Andes peruanos. Su nombre, que significa “montaña vieja” en quechua, hace alusión a su ubicación en lo alto de las montañas. Construido en el siglo XV, se cree que el complejo fue la residencia del gobernante inca Pachacútec, aunque también podría haber sido un santuario.
Por sus características de construcción y peculiar ubicación en las montañas, Machu Picchu es considerada una obra maestra de la ingeniería y de la arquitectura, con una rica historia que abarca más de siete siglos. Hoy en día es un popular destino turístico, y forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1983.
¿Dónde está Machu Picchu?
Las ruinas de Machu Picchu se localizan a 80 kilómetros de la ciudad de Cusco, en la provincia de Urubamba, Perú. Para llegar a ellas hay que subir a lo alto de los Andes, sobre el valle del río Urubamba. El complejo se ubica entre las cimas de las montañas Huayna Picchu y Machu Picchu, a 450 metros sobre el nivel del valle y a unos 2,360 metros sobre el nivel del mar.
Historia y orígenes incaicos
Se cree que la ciudadela de Machu Picchu fue construida alrededor de 1450 por órdenes de Pachacútec, el primer gran soberano del Imperio incaico. El lujoso complejo urbano se mandó a edificar entre las montañas de Machu Picchu y Huayna Picchu, que se alzan sobre el Valle Sagrado de los Incas. Además de estar cerca de la capital incaica de Cuzco, las condiciones climáticas y geográficas de esta zona eran ideales para el cultivo del maíz y de la coca, planta medicinal de gran valor ritual para los incas.
Machu Picchu era una clásica llacta incaica, con una población móvil que oscilaba entre los 300 y 1,000 habitantes. La ciudadela se dividía en dos áreas: en la zona urbana se encontraban las residencias y los recintos religiosos, como el Templo del Sol o Torréon, mientras que la zona agrícola consistía en varias terrazas de cultivo escalonadas construidas sobre la ladera de la montaña.
A pesar de su esplendor, el Imperio incaico se vio debilitado por el inicio de una guerra civil en el año 1529, y en 1532 fue anexado a los territorios de la Corona española. Aunque los españoles probablemente sabían de su existencia, la ubicación remota de Machu Picchu hizo que fuera considerablemente ignorada por el régimen colonial; prueba de ello es que no se construyeron templos cristianos en la ciudadela, algo común en los sitios de culto “paganos” conquistados por los españoles. Menos de un siglo después de su creación, Machu Picchu quedó deshabitada, y pronto quedó cubierta por la densa vegetación de la montaña.
El “redescubrimiento” de Machu Picchu
A partir del siglo XIX, diversos científicos y exploradores comenzaron a hablar de la existencia de una “ciudad perdida” entre los Andes peruanos. Estos rumores llegaron a oídos de Hiram Bingham, un profesor de historia sudamericana en la Universidad de Yale. Intrigado por la posibilidad de encontrarla, Bingham decidió hacer una expedición por el Valle Sagrado de los Incas en 1911. Guiado por Melchor Arteaga, un arrendatario local, Bingham subió por la montaña de Huayna Picchu y llegó a las ruinas el 24 de julio de 1911.
Si bien no era arqueólogo de profesión, el profesor quedó sorprendido por la majestuosidad de la zona, y consiguió el patrocinio de la Universidad de Yale, la revista National Geographic y el gobierno peruano para estudiar el sitio a profundidad. Entre 1912 y 1915, Bingham y su equipo hicieron excavaciones arqueológicas en Machu Picchu, retirando la maleza y explorando las tumbas de la ciudadela. National Geographic publicó un artículo sobre el descubrimiento en 1913; así, la ciudadela de Machu Picchu fue puesta bajo los reflectores internacionales.
La idea de que Bingham “redescubrió” Machu Picchu es controvertida, ya que los habitantes locales siempre estuvieron conscientes de su existencia. Además, es importante mencionar que si bien Bingham fue el primero en reconocer la importancia de hacer estudios arqueológicos en la zona, a él también se le atribuye la extracción de más de 46,000 piezas arqueológicas—incluyendo momias, huesos y piezas de cerámica—que posteriormente fueron trasladadas y vendidas ilegalmente en los Estados Unidos. Muchas de ellas fueron enviadas al Museo Peabody de la Universidad de Yale; tras años de disputa con el gobierno peruano, la universidad inició la repatriación de los artefactos en 2011.
Machu Picchu hoy
En 1981, la zona que rodea Machu Picchu fue declarada como santuario histórico por el gobierno peruano, una denominación que protege tanto a la zona arqueológica como a la flora y fauna que la habitan. Adicionalmente, forma parte de la lista de Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1983.
Hoy en día, la ciudadela de Machu Picchu es el sitio turístico más visitado de Perú. Cada año recibe a 1.5 millones de visitantes, que recorren un largo camino para maravillarse con la belleza de este lugar único en el mundo.
Este artículo ha sido editado y actualizado.
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