La antigua ciudad de Pompeya es uno de los yacimientos arqueológicos más fascinantes del mundo. Situada a las afueras de Nápoles, en el sur de Italia, Pompeya es famosa por sus ruinas romanas y por el desastre que, irónicamente, las dejó intactas.
Tras una catastrófica erupción volcánica, toda la ciudad quedó cubierta por un manto de ceniza volcánica. Hasta el siglo XVIII, la ciudad permaneció enterrada por este polvo, dejándola intacta —y oculta— por casi 1,700 años.
La historia de Pompeya
Antes de la erupción, Pompeya era un vibrante centro romano. Fundada probablemente en el siglo VII o VI a.C. por los oscianos del centro de Italia, la ciudad tuvo una historia muy rica durante su corta existencia.
La ciudad fue controlada por una serie de conquistadores, como los griegos, los etruscos y los samnitas, antes de convertirse en una colonia romana en el año 80 a.C. Bajo el dominio romano, la ciudad desempeñó un importante papel en el comercio debido a su proximidad a la cuenca mediterránea y a las vías estratégicas construidas por los romanos. Además, las cenizas del Vesubio, un volcán cercano, hacían que sus tierras fueran especialmente fértiles.
Durante esta época, la ciudad floreció. En particular, los pompeyanos hicieron avances en el arte —específicamente los frescos— y la arquitectura, con importantes proyectos de construcción que iban desde un anfiteatro hasta un acueducto.
Cuando ocurrió el desastre, la ciudad contaba con un foro, mercados de alimentos, templos, restaurantes, baños y una población de 15,000 habitantes.
La erupción del Vesubio
Antes de que el Vesubio entrara en erupción a finales de agosto del año 79, Pompeya había experimentado una serie de pequeños terremotos. Como los habitantes de la ciudad se habían acostumbrado a los pequeños temblores provocados por el volcán, muchos de ellos no se sintieron amenazados por la actividad sísmica.
Sin embargo, tras unos días de temblores, el volcán repentinamente entró en erupción, dando lugar a rápidos flujos piroclásticos que cubrieron toda la ciudad de ceniza y lapilli, fragmentos de piedra pómez. Plinio el Joven, escritor romano, describió así la escena: “Amplias llamas iluminaban muchas partes del Vesubio; su luz y su brillo eran más vivos por la oscuridad de la noche… ahora era de día en otra parte del mundo, pero allí la oscuridad era más oscura y espesa que cualquier noche”.
La enorme nube de ceniza sepultó todo y a todos a su paso, matando a 2,000 personas y paralizando definitivamente la vida en Pompeya.
Otras ciudades
Además de Pompeya, la erupción del Vesubio cubrió otras ciudades romanas antiguas, como Herculano, Oplontis y Estabia. Herculano era la ciudad hermana de Pompeya, más pequeña y más rica. Se salvó de la primera fase de la erupción gracias a un viento del oeste, lo que minimizó los daños en la infraestructura de la ciudad y permitió que los habitantes tuvieran tiempo para huir. Además, a diferencia de Pompeya, la ceniza que cubrió Herculano se carbonizó, conservando así la madera de los tejados, las camas y las puertas, además de mantener el material orgánico como los alimentos.
Excavaciones
Durante siglos, Pompeya quedó en el olvido. Aunque en el siglo XVI un arquitecto italiano descubrió los frescos pompeyanos, no fue hasta 1748 cuando se desenterró el yacimiento.
Fue durante estas excavaciones que los arqueólogos se dieron cuenta del increíble nivel de conservación de las ruinas, con edificios enteros, objetos —incluyendo, sorprendentemente, panes sin cocer en un horno— y hermosas pinturas murales policromadas que permanecen intactas. Estos frescos incluyen algunos de los primeros bodegones conocidos, así como retratos seculares, iconografía religiosa e imágenes eróticas.
Además de la arquitectura y los artefactos, el arqueólogo Giuseppe Fiorelli descubrió en 1863 huecos en la ceniza con forma de humanos. Estas cavidades, que en algún momento rodearon cuerpos, han sido rellenadas con yeso y, más recientemente, con resina, para crear moldes de las víctimas. Además de bebés, niños y adultos, estos moldes también incluyen animales desafortunados, como jabalíes y perros domésticos.
Pompeya hoy
En la actualidad, los arqueólogos y científicos siguen desvelando los misterios de Pompeya. Recientemente, han comenzado a realizar tomografías de los moldes de yeso y resina, consiguiendo vislumbrar los restos que hay en su interior. “Vamos a saber mucho sobre las víctimas de Pompeya”, dijo el superintendente arqueológico de Pompeya, Massimo Osanna. “Su edad, sexo, qué comían, qué enfermedades tenían y su clase social”.
Además, Pompeya es un destino muy popular. Cada año, 2.5 millones de personas visitan el sitio en la lista de patrimonio mundial de la UNESCO, donde pueden ver la antigua ciudad por sí mismos y estar a la sombra del siempre amenazante monte Vesubio.
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