Este hombre y su perro han pasado los últimos siete años caminando alrededor del mundo

 

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Un hombre llamado Tom Turcich ha caminado lo suficiente como para dar la vuelta al mundo. Esto no es una exageración: Turcich realmente lo hizo. Completó una circunnavegación a pie, que Guinness World Records define como caminar casi 30,000 kilómetros y cruzar cuatro continentes. Con ello, Turcich se convirtió en la décima persona en hacerlo, pero no lo hizo solo: su perra, Savannah, fue la primera cachorra en completar la hazaña.

El viaje de siete años, que empezó y terminó en su casa de Nueva Jersey, comenzó en 2006. Cuando Turcich tenía 17 años, su amiga íntima, Annemarie Lynch, murió en un accidente de moto acuática con 16 años. La tragedia —ver cómo alguien “mejor y más amable que yo podía desaparecer de forma repentina e indiferente”— hizo ver a Turcich la realidad de su propia e inevitable muerte, algo con lo que dice haber luchado durante meses. “Cuando alguien puso en clase algunos fragmentos de La sociedad de los poetas muertos encontré la respuesta que buscaba: ¡Carpe diem! ¡Aprovecha el día! Me aferré a esa frase y ha sido una guía para mí desde entonces”.

Impulsado por esta urgencia, Turcich empezó a buscar formas de vivir la vida al máximo y descubrió la historia de Steven Newman, la primera persona que dio la vuelta al mundo a pie entre 1983 y 1987. Turcich también se topó con la historia de Karl Bushby, quien ha estado circunnavegando el globo a pie, intentando ser la primera persona en dar una vuelta al mundo completa e ininterrumpida desde 1998. Inspirado por estos hombres, Turcich decidió asumir el reto él mismo.

Parte de su decisión de dar la vuelta al mundo a pie (en lugar de explorarlo por otros medios más rápidos) fue que “me pareció la mejor manera de entender el mundo y de verme obligado a llegar a nuevos lugares”, explica. “No quería ir a París y a Machu Picchu, sino que quería entender el mundo y ver cómo vivía la gente en el día a día”.

Turcich pasó años preparando su viaje. Trabajando durante los veranos mientras estaba en la universidad y viviendo en casa de sus padres después de graduarse, pudo ahorrar suficiente dinero para viajar unos dos años. Poco antes de que Turcich partiera, el propietario de una empresa local, Philadelphia Sign, se enteró de sus planes. Atraído por el “sentido de lo posible” de Turcich, y porque sus propios hijos habían sido amigos de Lynch y Shannon Newell (otra joven que había fallecido inesperadamente), se ofreció a patrocinar el viaje.

 

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Finalmente, tras nueve años de sueños, ahorros y planes, Turcich partió de su casa el 2 de abril de 2015, justo antes de cumplir 26 años. Partió solo, empujando un cochecito de bebé que contenía lo esencial: equipo de senderismo, un saco de dormir, una computadora, una cámara DSLR y una caja de plástico en la que guardaba comida. Su ruta fue diseñada para permitirle “recorrer todos los continentes y viajar con los menores problemas burocráticos” posibles.

La primera etapa de su viaje llevó a Turcich de Nueva Jersey a Panamá. A unos cuatro meses de iniciar, adoptó a su compañera de paseo en un refugio de animales de Austin (Texas): una vivaz cachorra llamada Savannah. Adoptar un perro no estaba en su plan original. Pero, tras meses de dormir intranquilo en campamentos, decidió que un perro que pudiera “vigilar” le ayudaría a relajarse. Así fue, y Savannah también resultó ser una gran compañía. “Ha sido fantástica”, dice. “Es agradable tener a alguien con quien compartir momentos”.

Turcich empezó a documentar sus experiencias y conocimientos diarios mediante la fotografía y la escritura, y los recopiló en su blog, The World Walk, y en su Instagram. Una vez que él y Savannah llegaron a Panamá, sobrevolaron el Tapón del Darién, un peligroso tramo de selva entre Panamá y Colombia. Gran parte del segundo año lo pasaron caminando desde Bogotá (Colombia) hasta Montevideo (Uruguay), donde tomaron un barco hacia la Antártida. Al llegar ahí el par hizo una pausa, regresando a casa para completar el papeleo necesario para que Savannah pudiera viajar a Europa. A continuación, pudieron atravesar a pie tanto Irlanda como Escocia antes de que Turcich enfermara de una infección bacteriana y estuviera entrando y saliendo del hospital en Londres durante un mes. En septiembre de 2017, regresó a su casa en Estados Unidos para recuperarse por completo.

Aunque reanudó su caminata en mayo de 2018, la persistente carga mental de su enfermedad y la constante exposición a los elementos comenzaron a pesarle. “Definitivamente hubo momentos en los que realmente no estaba en un buen lugar mentalmente”, dice. “Y pensaba: ‘¿qué estoy haciendo aquí? Podría estar con mi familia y mis amigos, y en cambio estoy caminando bajo esta fría lluvia en Alemania'”.

Sin embargo, la dedicación de Turcich a su sueño se corresponde con su dedicación a la acción, y nunca se planteó seriamente dejar de hacerlo. “Llevaba ocho años pensando en la marcha antes de empezarla”, explica. “Así que sería una locura abandonar después de un par de años”. Tras recorrer el Camino de Santiago, una peregrinación con rutas que pasan por España, Francia y Portugal, Turcich dice que por fin empezó a sentirse “plenamente recordado”, y volvió a estar dispuesto a aprovechar el día.

Turcich siguió por el norte de África, donde su ruta incluyó Marruecos, Argelia y Túnez. Más tarde recorrió Italia, pasando su 30º cumpleaños en la Toscana; luego fue a Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania, Grecia y Turquía.

 

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Turcich había planeado que su caminata durara al menos cinco años. Acabó tardando siete, debido principalmente a dos retrasos importantes: su enfermedad a finales de 2017 y la pandemia de coronavirus, durante la cual muchos países cerraron sus fronteras a los visitantes internacionales. Llegó a Azerbaiyán a través de Georgia justo cuando inició la pandemia, y se vio obligado a permanecer allí durante seis meses. Las estrictas restricciones de viaje hicieron que Turcich tuviera que abandonar sus planes de visitar Australia y Mongolia. En su lugar, él y Savannah cruzaron las impresionantes montañas de Kirguistán y, finalmente, volaron a Seattle en agosto de 2021, donde iniciaron su último tramo hacia casa.

A lo largo del viaje, el entusiasmo de Savannah por la vida a pie ha sido una fuente constante de ánimo para Turcich: “Lo que pasa con Savannah”, explica, “es que tenía mucha más energía que yo, siempre. Esto [caminar de país en país] es la única vida que conoce”.

Su regreso a casa “fue muy surrealista”, dice Turcich. Amigos, familiares y fans se alinearon en las calles para animarle al llegar a su casa en Haddon Township, Nueva Jersey. “Había notas escritas con tiza en la acera. Me esperaban neveras con agua y cerveza, al igual que abrazos de mis seres queridos”. Dice que, curiosamente, la emoción predominante que sintió al cruzar la línea de meta fue alivio. “Han sido siete largos años. En realidad, me han parecido veinte. He vivido aventuras maravillosas y he crecido mucho, pero echaba de menos a mis amigos y a mi familia. Moría por despertarme en una cama y no tener que exponerme a los elementos cada día. Esos días por fin han llegado. No podría imaginar un final mejor para este proyecto”.

“La caminata fue un sueño”, dice Turcich, reflexionando sobre lo mucho que le ha hecho crecer la experiencia. “Pero después de siete años de viaje, incluso esos lugares maravillosos empiezan a perder su brillo. Al final, no quería más descubrimientos, sino familiaridad. La vuelta a casa, aunque abrumadora, fue la avalancha de amigos y familiares que tanto anhelaba. Cuatro horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos”.

Una vez completada su caminata por el mundo, Turcich y Savannah miran hacia el futuro. “No tengo duda de que seguirá habiendo viajes, pero los próximos siete años serán mucho menos solitarios que los anteriores. Es importante irse, pero es igual de importante volver. El amor, el crecimiento y la vida están hechos para ser compartidos”.

Tom Turcich de  Haddon Township, Nueva Jersey, celebró su regreso a casa después de su caminata de siete años y casi 30,000 kilómetros alrededor del mundo.

 

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La inspiración para el viaje surgió de la repentina muerte de Annemarie Lynch, una de las mejores amigas de Turcich, cuando ambos eran adolescentes.

 

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“Le debo toda esta aventura a mi amiga Annemarie”, dice. Su muerte hizo ver a Turcich la realidad de la suya, y lo impulsó a vivir la vida al máximo.

 

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Al completar la circunnavegación a pie, que el Guinness World Records define como caminar 30,000 kilómetros y cruzar cuatro continentes, Turcich se convirtió en la décima persona en hacerlo.

 

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Su mejor amiga y compañera de viaje, Savannah, también se convirtió en la primera perra en completar una circunnavegación a pie.

 

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El viaje de Turcich fue patrocinado por la empresa local Philadelphia Sign. El propietario del negocio se sintió atraído por el “sentido de lo posible” de Turcich, y sus propios hijos habían sido amigos Lynch y Shannon Newell, otra joven que había fallecido inesperadamente.

 

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Turcich caminaba empujando un cochecito de bebé con su equipo y acampaba la mayoría de las noches.

 

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¿Y ahora que van a hacer Turcich y Savannah? “No tengo duda de que seguirá habiendo viajes, pero los próximos siete años serán mucho menos solitarios que los anteriores. Es importante irse, pero es igual de importante volver. El amor, el crecimiento y la vida están hechos para ser compartidos”.

 

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h/t: [CNN]

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Sofía Vargas

Sofía Vargas es redactora en español para My Modern Met. Originaria de la Ciudad de México, es licenciada en Lenguas Modernas y tiene un Máster en Gestión Cultural por la Universidad Carlos III de Madrid. A lo largo de su carrera ha trabajado para varias instituciones culturales y ferias de arte en México. Además de escribir, Sofía dedica su tiempo a explorar otras prácticas artísticas, como la cerámica y la ilustración.
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