Las pinturas Vincent van Gogh son algunas de las obras más famosas del mundo. Completada en la segunda mitad del siglo XIX, la colección de dibujos y pinturas del artista postimpresionista ilustra sus intereses artísticos y la evolución de sus habilidades.
La fama de Van Gogh llegó de forma póstuma, y su vida no fue tan apacible como lo sugieren sus lienzos característicamente coloridos. Desde dificultades financieras hasta una deteriorada salud mental, Van Gogh enfrentó muchos desafíos personales a lo largo de su carrera. Eventualmente, el peso de estos problemas llevaría al artista a quitarse la vida, haciendo que su obra de trabajo sea particularmente conmovedora.
Hoy en día, Van Gogh es conocido por el distintivo estilo de sus pinturas más populares. Caracterizados por pinceladas gruesas y pictóricas, así como una paleta de colores brillante, estos paisajes luminosos y retratos expresivos han llegado a representar al artista. Sin embargo, el trabajo de Van Gogh no siempre presentó esta estética; ésta se fue moldeando con el tiempo, evolucionando en cada fase de su corta vida.
Evolución de Van Gogh
Primeros años
Vincent van Gogh nació el 30 de marzo de 1853, en Zundert, Países Bajos. Aunque ocasionalmente dibujaba de niño, su talento artístico permaneció oculto hasta que decidió dedicarse a la pintura a los 27 años.
Antes de convertirse en artista, Van Gogh exploró varias profesiones. Habiendo dejado la escuela sólo tres años antes, su tío le consiguió empleo como secretario en Goupil & Cie, un marchante de arte internacional, cuando apenas tenía 16 años. Algunos años después, fue transferido de las oficinas en La Haya a Londres, donde visitaba museos regularmente y se convirtió en un admirador de artistas realistas como Jean-François Millet.
Joven adulto
Van Gogh dejó su puesto en la firma en 1876. Trabajó en una escuela y una librería antes de estudiar teología en Ámsterdam sin éxito y trabajar como predicador laico en Bélgica. Después de esto, su hermano Theo se ofreció a apoyarlo económicamente para que él pudiera dedicarse al arte.
Después de mudarse a los Países Bajos, Van Gogh comenzó a tomar clases de arte con el artista Anton Mauve. Inspirado por el realismo, se convirtió en un “pintor campesino“, produciendo oscuros retratos de la vida en el campo. Theo, que para entones ya era un marchante de arte en París, trató de vender estas “pinturas campesinas”, pero sus tonos oscuros y su incómodo tema no era atractivo para los franceses.
Para remediar esto, Van Gogh decidió alcanzar a Theo en París, donde trabajaría con el artista Fernand Cormon y adoptaría una paleta más luminosa.
“Completamente aletargado” en París
Expuesto al etéreo arte de los impresionistas como Claude Monet y presentado a otros pintores parisinos como Henri de Toulouse-Lautrec, Van Gogh no tardó en adoptar un enfoque más luminoso y colorido sobre la pintura. Es aquí donde también desarrolló sus características pinceladas.
A pesar de tener este nuevo y moderno enfoque, Van Gogh no tuvo éxito en la capital francesa. “Me parece casi imposible poder trabajar en París, a menos que tengas un refugio en el que recuperarte y recobrar tu tranquilidad y autocompostura”, le escribió a Theo en 1888. “Sin eso, estarás destinado a estar completamente aletargado”.
El artista decidió mudarse de nuevo; esta vez a Arlés, una idílica ciudad al sur de Francia.